Durante muchos años los huevos han tenido mala fama porque se les consideraba culpables de aumentar el colesterol, pero muchos estudios han demostrado que no es así. Lo que más aumenta el colesterol son los ultraprocesados y el sedentarismo.
Es más, los huevos aportan proteínas de muy buena calidad, vitaminas muy necesarias y minerales muy interesantes.
En la yema se concentran las grasas (y también las vitaminas), mientras que en la clara es donde encontramos las proteínas. Por este motivo en ocasiones se recomienda mezclar huevos enteros con clara de huevo, ya que así aumentamos la saciedad sin aumentar las calorías en exceso. Por cierto, no es necesario desperdiciar yemas para obtener más cantidad de clara, podemos comprar claras en la mayoría de supermercados en la zona de refrigerados.
Se puede comer huevo todos los días sin que afecte a los niveles de colesterol, pero esto no sólo depende del alimento en sí, sino también de la forma en que lo cocinamos. Si lo comemos siempre frito, tendrá más calorías y aumentaremos más el colesterol, que si lo comemos cocido o pasado por agua.
¿Se pueden consumir crudos?
Debemos evitar los huevos crudos por dos motivos:
– por el riesgo de contraer Salmonella,
– y porque contiene una proteína que interfiere en la absorción de algunas vitaminas (esta proteína se desactiva con el cocinado).
¿Cuáles son sus principales ventajas?
Son fáciles y rápidos de cocinar, fáciles de encontrar en cualquier tienda, baratos, versátiles a la hora de cocinar, y se pueden usar en cualquier comida y a cualquier hora.
Dentro de los patrones de una dieta equilibrada se recomienda consumir 3 o 4 huevos a la semana.
¿Qué huevo comprar?
Respecto al color de la cáscara del huevo, es indistinto si es blanco o marrón, ya que ambos son nutricionalmente iguales. El color sólo depende de la variedad de gallina que lo pone.
Pero sí es importante que nos fijemos en el código numérico que aparece en la cáscara y comprar aquellos que empiezan por 0 o por 1, porque son los que provienen de gallinas que se han criado de forma libre.
¿Cómo conservarlo?
Se pueden mantener a temperatura ambiente o en el frigorífico.
Es mejor no lavarlos porque son porosos y pueden absorber agua. Si están muy sucios se deben limpiar con un paño húmedo, pero nunca bajo el grifo de agua.
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